El 12 de diciembre de 1930, la pequeña ciudad de Jaca, en el corazón de los Pirineos aragoneses, se convirtió en el escenario de un evento que marcó un punto de inflexión en la historia de España: la Sublevación de Jaca. Este audaz levantamiento, liderado por el capitán Fermín Galán y apoyado por militares y civiles republicanos, fue un intento desesperado por derrocar la monarquía de Alfonso XIII y proclamar la Segunda República Española. Aunque el movimiento fue rápidamente sofocado por las fuerzas gubernamentales, su impacto resonó en todo el país, encendiendo la chispa que culminaría en la proclamación de la República apenas cuatro meses después, el 14 de abril de 1931.
Contexto histórico
A finales de 1930, España vivía bajo la dictadura de Miguel Primo de Rivera (1923-1930), que había debilitado la monarquía de Alfonso XIII y generado un profundo descontento social y político. La crisis económica, la represión de movimientos obreros y las tensiones regionales, especialmente en Cataluña y el País Vasco, alimentaron un creciente sentimiento republicano. Tras la caída de Primo de Rivera en enero de 1930, el gobierno de Dámaso Berenguer intentó restaurar la normalidad constitucional, pero su «dictablanda» no logró apaciguar a una población cada vez más radicalizada. Los republicanos, socialistas y sectores progresistas del ejército, hartos de la monarquía, comenzaron a organizar un levantamiento coordinado.
El Pacto de San Sebastián, firmado en agosto de 1930 por líderes republicanos, socialistas y nacionalistas catalanes, sentó las bases para un movimiento revolucionario. Se planeó un levantamiento militar y civil para diciembre de 1930, con acciones previstas en varias ciudades, incluyendo Jaca y Madrid. El capitán Fermín Galán, un militar progresista con ideales republicanos, fue una figura clave en este plan, liderando la sublevación desde el cuartel de Jaca. Más información sobre el Pacto de San Sebastián.

Los eventos de la Sublevación de Jaca
En la madrugada del 12 de diciembre de 1930, Fermín Galán, junto al capitán Ángel García Hernández y otros oficiales del Regimiento de Infantería Galicia nº 19, se alzaron contra el gobierno monárquico. Los sublevados tomaron el control del cuartel de Jaca y, con el apoyo de civiles republicanos, proclamaron la Segunda República Española desde el balcón del ayuntamiento. Por primera vez, la bandera tricolor (roja, amarilla y morada) fue izada como símbolo del nuevo régimen que buscaban instaurar.
Galán y sus seguidores organizaron una columna militar de unos 400 hombres, incluyendo soldados y voluntarios civiles, con el objetivo de marchar hacia Huesca y Zaragoza para extender la rebelión. Sin embargo, el plan estaba mal coordinado con otros movimientos republicanos en el país, y la comunicación con Madrid, donde se esperaba un levantamiento simultáneo liderado por Queipo de Llano, fue deficiente. Además, las autoridades monárquicas fueron alertadas rápidamente, lo que permitió al gobierno movilizar fuerzas leales para contrarrestar la sublevación.
En su avance hacia Huesca, la columna de Galán fue interceptada en Cillas, a pocos kilómetros de Jaca, por tropas enviadas desde Zaragoza. Superados en número y armamento, los sublevados se rindieron tras un breve enfrentamiento. Galán y García Hernández fueron arrestados, juzgados sumariamente por un consejo de guerra y ejecutados el 14 de diciembre de 1930 en Huesca. Otros participantes fueron encarcelados, aunque muchos lograron escapar o fueron liberados tras la proclamación de la República en 1931.
Consecuencias e impacto
Aunque la Sublevación de Jaca fracasó militarmente, su impacto político fue inmenso. La ejecución de Galán y García Hernández los convirtió en mártires de la causa republicana, galvanizando el apoyo popular hacia el movimiento. La valentía de los sublevados, que arriesgaron todo por sus ideales, inspiró a miles de españoles descontentos con la monarquía. La bandera tricolor, izada por primera vez en Jaca, se convirtió en un símbolo poderoso del cambio que se avecinaba.
El fracaso de la sublevación también expuso las debilidades de la coordinación entre los republicanos, pero sirvió como un catalizador para acelerar los preparativos hacia un cambio definitivo. Cuatro meses después, las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 dieron una victoria abrumadora a los candidatos republicanos en las principales ciudades, lo que llevó a la abdicación de Alfonso XIII y la proclamación de la Segunda República el 14 de abril de 1931. Contexto de las elecciones de 1931.
En el ámbito local, la Sublevación de Jaca marcó un hito en Aragón, una región tradicionalmente conservadora pero con focos de republicanismo y activismo obrero. La memoria de Galán y sus compañeros se convirtió en un símbolo de resistencia y sacrificio, recordado en canciones, escritos y homenajes durante la República.
Legado
La Sublevación de Jaca es considerada el primer intento armado por instaurar la República en España, un preludio de los cambios radicales que transformarían el país en 1931. Fermín Galán, un idealista que soñaba con una España más justa y democrática, se convirtió en una figura icónica, aunque su ejecución también reflejó la brutalidad con la que el régimen monárquico respondía a las disidencias.
En la memoria colectiva, la sublevación simboliza el coraje de quienes desafiaron un sistema opresivo, aun a costa de sus vidas. La bandera tricolor, izada en Jaca, ondearía oficialmente en toda España pocos meses después, marcando el inicio de una nueva era llena de esperanzas, pero también de desafíos y conflictos.